Javi Navarro

El fin de semana pasado fueron las Cruces de Granada, fiesta que coincidió con la salida de peregrinos rocieros hacia el Rocío. Vamos, uno de esos días en los que me gustaría estar en Costa Rica. Pero esta semana tampoco me han tocado los EuroMillones, así que estuve haciendo fotos como un guiri más.

Como cada año, jinetes y carretas desfilaron por el centro de Granada antes de comenzar su camino. ¡Como el Camino de Santiago! Pero qué diferencia... Qué mal se lo montan por el norte. Para empezar, allí no tienen carretas con aire acondicionado, ni sevillanas, ni fino, ni bautizos en el río, ni polvo del camino, ni na de na. Un rollo, vamos.

La diferencia principal entre peregrinar al Rocío o a Santiago es el dolor. Que no digo que una cosa duela más que otra, sino que es un dolor diferente. Cuando haces el Camino el dolor es de rodillas para abajo. En el Rocío, de cuello para arriba.

¿Os imagináis cómo sería el Camino de Santiago al estilo del Rocío?

Para empezar, irían un motón de famosos de incógnito. Como Carlos Núñez, que dicen que se lió el año pasado en el Camino con una de las hermanas de The Corrs...

Cada vez que parase de llover se montaría una buena fiesta. Saldrían de detrás de los árboles (como pequeños gnomos saltarines) músicos tocando el violín, la gaita y la flauta travesera.

Por supuesto, habría sidra a raudales para hidratar (que peregrinando se pierde mucho líquido).

Bautizos no habría, porque con lo que cae del cielo ya es suficiente, pero el polvo... con tanta fiesta, algo caería seguro...

Una pena que no se lo planteen así porque es mucho más divertido.

Y no veas cómo se me va la olla... Mañana empezaré escribiendo sobre cámaras digitales y acabaré hablando de extraterrestres (y va en serio :)